Por Antonio Fraguas
Al igual que la era Gutemberg transformó radicalmente la manera de
producir y comercializar los libros, la era digital renovará la forma en
que leeremos y escribiremos en el siglo XXI. Si casi todos admitimos ya
que Internet ha cambiado la manera en la que nos comunicamos y
relacionamos entre sí, ¿de verdad se piensa que la lectura y la
escritura van a permanecer inmunes a esta transformación social?
La rápida implantación en España de todo tipo de dispositivos inteligentes, como tabletas, móviles táctiles, netbooks,
etcétera, está cambiando los hábitos de acceso a la información de
muchas personas. Gracias a la tecnología, los españoles leen y escriben
en pantalla más que nunca, aunque con demasiadas faltas de ortografía...
Leer artículos en blogs, sitios web y en Wikipedia también es lectura.
Aunque todavía es pronto para determinar si los futuros hábitos de
lectura serán mejores o peores que los anteriores, todo indica que vamos
a leer de forma más interactiva y fragmentada, que no es lo mismo que
superficial. Desde los códices pasando por la imprenta, cada evolución
en la larga historia de la escritura ha obligado a los lectores a
reaprender una nueva manera de procesar y almacenar la información.
En la era de la participación, el descubrimiento y la lectura de un
libro dejarán de ser actividades solitarias para convertirse en actos
sociales. Leer en la nube nos permitirá compartir la
experiencia de la lectura, así como las sensaciones que genera. A través
de este intercambio, siempre y cuando el lector lo consienta, la
tecnología nos descubrirá nuevos libros basándose en nuestra afinidad
lectora en vez de ofrecernos los más vendidos.
Así como en el siglo XX los editores fueron capaces de descubrir
grandes escritores, los editores del siglo XXI tendrán que descubrir el
talento oculto en el océano de Internet. Los nuevos lenguajes multimedia
(sonidos, mapas interactivos, hipertexto, vídeos, imágenes dinámicas,
etcétera) permitirán a los nuevos escritores contar sus historias de
forma muy diferente a como lo hacían sus homólogos en la tecnología papel. Escribir en digital no significa añadir a un texto cualquier extra multimedia, como un vídeo o imágenes. Los futuros libros digitales
cuestionarán la propia idea que tenemos hoy en día del libro. Algunos
dirán que parecen más un videojuego que una novela, mientras que otros
diremos que no dejan de ser historias en busca de lectores.